Concibo a la escuela como una institución de carácter insustituible. La acción de transferencia del conocimiento humano, no es ni será nunca un mero hecho mecánico. Enseñar es básicamente un acto de amor que nunca podrá ser reemplazado por entidad alguna desligada del afecto que esta noble acción implica. Por eso pienso que la escuela y sobre todo el vínculo que se construye entre un maestro y sus alumnos, se perpetuarán mientras exista la especie humana.
Daniel Devitta
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